Escolta de Camilo Cienfuegos y amigo de infancia de Pablo Pérez.
Historias verídicas cubanas – El último carnaval cap 28 pag.425
Cuando pasaron por el edificio Partagás, de repente comenzaron oír un ruido que procedía de los distintos automóviles que circulaban por la calle. Sus bocinas sonaban festivamente, como expresando alegría, e inmediatamente llegaron a ellos también los rumores que ya todos compartían: Camilo, según decían, estaba con vida. Habían encontrado su avioneta en el Cayo Francés. El periodista Pardo Llada salió con la primicia en su emisión matutina para regocijo de todos los cubanos: —¡Apareció Camilo! ¡Encontraron a Camilo! —afirmó el locutor ante el micrófono. —¿Escuchaste? —exclamó Pablo. —¿Qué dijo? Espera, detente —ordenó Mario frenéticamente. Levantaron el volumen del radio para oír mejor y se orillaron a un lado de la calle Industria. Mario se bajó del jeep sacudiendo la cabeza en señal de negación. Comprendía que si Camilo estuviera con vida los primeros en enterarse hubieran sido ellos. Pablo vio encima de sus cabezas como comenzaron a abrirse todas las ventanas de los edificios aledaños. La gente se asomaba de los balcones hacia la calle y se abrazaban jubilosos igual que en carnaval, como si observasen ya a Camilo desfilar por la calle, o como si esperaran que llegase nuevamente el comandante, victorioso de la muerte, como en el tercer día de enero, tras el triunfo de la revolución. Era lo que todo el mundo deseaba escuchar. La gente salía a la vereda a gritar de felicidad y a agitar sus banderas cubanas. Pero tal como lo había sospechado Mario, estas informaciones finalmente resultaron sin fundamento y luego, el propio Fidel Castro tuvo que salir a desmentirlas en cadena nacional.